Cuando comenzamos a ir al colegio, una de las primeras cosas que nos enseñan son las letras antes de empezar a aprender a leer. Se puede decir que con la internacionalización pasa tres cuartos de lo mismo: hay que conocer primero los elementos básicos sobre los que se sustenta para poder acometer el proceso.
Como expertos en la internacionalización he aquí nuestro abecedario particular enfocado a esta dimensión internacional de las empresas.
Una parte muy importante del proceso de internacionalización es analizar los posibles mercados a los que dirigirnos. Pero no sólo los mercados, también a las empresas de nuestra competencia para conocer dónde están presentes.
No hay que olvidar el fin último de la internacionalización: aumentar las ventas y clientes. La internacionalización es una parte más del negocio; no consiste en viajar a países exóticos como si fueras de vacaciones.
A la hora de realizar una transacción comercial internacional hay que tener claro que método de pago es más ventajoso para cobrar. ¿Se prefiere más seguridad con una carta de crédito? ¿O más inmediatez con una transferencia?
Conocer nuestros puntos fuertes y establecer una estrategia para ser diferentes a nuestra competencia es vital en el mercado nacional, pero más aún en mercados exteriores
La internacionalización tiene que formar parte de la estrategia de la empresa. No vale conformarse con exportar una vez, sino que se ha de entender como un proceso continuo.
Como dice el refranero popular “Quien mucho abarca, poco aprieta”. Es preferible contar con una presencia consolidada en pocos mercados exteriores, que estar repartido por todo el mundo agarrado a clavos ardiendo.
La imparable tendencia hacia un mundo y una economía más globalizados ha incrementado la importancia del sector exterior. Haciendo de la internacionalización algo prácticamente obligatorio para las empresas.
Los negocios no se hacen entre empresas, sino entre personas y eso nunca hay que perderlo de vista. Crear vínculos que empaticen con el cliente es importante para mantener relaciones más provechosas y duraderas.
Los Incoterms son una herramienta comercial que permite que cualquiera que participe en el comercio internacional, independientemente de su nacionalidad y de su idioma, conozca exactamente los límites de su responsabilidad. Esta herramienta sirve tanto para los exportadores, como para los importadores.
Es un tipo de contrato de unión entre dos o más empresas para la consecución de un mismo objetivo: desarrollar un negocio o introducirse en un nuevo mercado. En decir, es una forma de internacionalización en la que se comparten riesgos y costes.
Aunque la internacionalización es un proceso que se puede acometer de forma individual, es muy recomendable acudir a pedir consejo a entidades y personas con el ADN internacional. Ambas te aconsejarán basándose en su experiencia, que es la madre no sólo de la ciencia, sino también de la internacionalización, para que el proceso llegue a buen puerto.
Cada país es un mundo completamente distinto del otro, que se rige por leyes diferentes. Conocer la legislación vigente del país al que se desea ir, es un aspecto imprescindible para no incurrir en problemas de índole legal.
La internacionalización mejora la marca de la empresa al asociarla a valores como decisión, valentía, fuerza, crecimiento… palabras con connotaciones positivas que ayudan en las estrategias de branding. Es también nuestro sello de identidad y como tal, debemos de protegerla y cuidarla.
El proceso de internacionalización implica negociar continuamente. Para llegar a un buen acuerdo es imprescindible preparar las negociaciones internacionales a partir de una estrategia clara y teniendo en cuenta las posibles diferencias culturales que pueda haber.
Esta es la primera parte de nuestro ABC sobre la internacionalización. ¿Tú tienes también tu propio ABC? ¡Anímate a sugerirnos algunas voces para la segunda parte!